1. Pregunta anual - ¿Cuál es el presupuesto en el que quiero centrarme este año?
Todos los años, es esencial elegir una fecha concreta para sentarte y plantearte varias preguntas financieras que deberían establecer muy claramente tus objetivos para el año. Enero suele ser el mejor mes para hacerlo, ya que suele coincidir con el inicio del año fiscal. Siéntate con un cuaderno y responde a la pregunta: ¿con qué tipo de presupuesto trabajaré este año? Haz lo posible por ser lo más exacto posible, pensando en cuánto necesitas para cada gasto ese año para establecer un presupuesto.
2. Pregunta anual - ¿Qué objetivos financieros a largo plazo tengo este año?
Aunque suene aterrador, es muy importante fijarse un objetivo financiero a largo plazo para el año. Pero ten cuidado, este objetivo debe ser realista y debe tener en cuenta tus gastos y tus ingresos previstos. Empieza por enumerar tus gastos anuales más elevados, y si eso te resulta demasiado abrumador, empieza por enumerar tus gastos trimestrales. Estos incluyen impuestos, primas de seguros, jubilación y/o pagos de fondos para la universidad. Es crucial que te asegures de que tienes dinero para estos gastos inevitables.
3. Pregunta anual - ¿Cómo puedo ahorrar este año, cuál es mi objetivo y qué puede impedirme conseguirlo?
No tengas miedo de hacer listas; son tus amigas, y no sólo te harán rendir cuentas a lo largo del año, sino que también te motivarán para seguir trabajando hacia tu objetivo. Haz una lista de cómo puedes ahorrar dinero y cuánto quieres ahorrar. Después, piensa en algunos de los errores financieros que hayas podido cometer en el pasado y en cómo puedes evitar volver a cometerlos. Identifica algunos de tus mayores desencadenantes de gasto, e intenta establecer hábitos de gasto más positivos a lo largo del año.
4. Pregunta mensual - ¿Aparté dinero para mis gastos y para mis ahorros?
Al principio de cada mes, es crucial echar un vistazo al mes anterior. Mira lo que has gastado y lo que podrías haber gastado de más. Por ejemplo, ¿te queda dinero del mes pasado? Si la respuesta es afirmativa, ese dinero debes ingresarlo inmediatamente en tu cuenta de ahorro. Ten un objetivo cada mes para la cantidad de dinero que te gustaría enviar a tu cuenta de ahorros, y asegúrate de ser fiel a él.
5. Pregunta mensual - ¿Sigo teniendo presentes mis objetivos anuales?
Hoy en día, muchos de nosotros conseguimos convencernos de un lujo que en realidad no necesitamos convenciéndonos de que "nos lo merecemos". Claro que nos lo merecemos, pero ¿podemos permitírnoslo? A veces, es mucho más inteligente desde el punto de vista económico renunciar a ese viaje de fin de semana o a ese nuevo conjunto elegante, a cambio de cierta tranquilidad al final del año. Revísate mensualmente preguntándote si las decisiones que estás tomando siguen siendo fieles a tus objetivos a largo plazo.
6. Pregunta semanal - ¿Cuánto me he gastado esta semana? ¿He contabilizado todo lo que necesito?
Por último, contrólate también semanalmente. De hecho, fijarte una fecha semanal para sentarte sobre tus gastos es la mejor manera de mantenerte en el buen camino. Aunque guardar todos tus recibos y contabilizar cada dólar que gastas a largo plazo es casi imposible, merece la pena hacerlo durante un par de semanas para que puedas comprender tu patrón de gasto. Asegúrate de que tu presupuesto es suficiente para hacer frente a todos tus gastos semanales, sin dejar de guardar dinero para la transferencia mensual a tu cuenta de ahorros. Aunque todo esto pueda parecer abrumador al principio, una vez que le cojas el truco no querrás volver a ser financieramente inconsciente e inestable.